jueves, 19 de marzo de 2015

1. Sistema numérico de las Escrituras

  El complejo sistema numérico de Las Escrituras satura visible e invisiblemente cada uno de los libros que la integran e ilustra sentidos más hondos o detallados. Los 49 libros sagrados -22 en el Antiguo Pacto y 27 en el Nuevo- fueron escritos por no menos de 49 autores.
Dichos autores vivieron en distintos lugares y entornos culturales diversos. Muchos fueron gente de muy poca cultura. La Biblia se concluyó en un espacio de 1.600 años. A pesar de tan numerosos obstáculos, se descubre en las Letras Divinas una continuidad armoniosa y una coherencia total.    

  Si tratamos de atribuir la autoría de las Sagradas Escrituras al esfuerzo humano, las leyes de la probabilidad quedan superadas en una proporción de uno a miles de millones.

  La naturaleza profética de muchas de las palabras que aparecen en el texto sagrado, es una de las sorpresas que nos proporciona la investigación que se realiza en Israel por computadora y a través del método de salteo de letras por intervalos fijos, lo que una vez mas nos demuestra que la Torá y los escritos posteriores no fueron obra humana, sino de la Divinidad.

Como un ejemplo se puede señalar el Libro de Meguilat (Meguillot = Compendio de 5 rollos o libros dentro de los cuales se encuentra el Libro Ester, reina judia que con la que Dios salvo a su pueblo de exterminio).

  Los literalistas cristianos, frecuentemente ridiculizados, afirman que la Biblia es la Palabra infalible de Dios, y que el Espíritu Santo guió la mente y la mano de sus autores humanos. Los judíos ortodoxos son incluso más extremos en su literalidad. Su tradición sostiene, no sólo que cada palabra de la Biblia fue divinamente inspirada, sino que cada letra de la Torá fue dictada directamente por Dios a Moisés en una secuencia precisa e inequívoca. 

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