La presencia del
número en la Biblia es evidente. El número está allí porque Dios lo reveló. Los
patrones que lo controlan no son invenciones humanas. Simplemente existen, independientemente del
intelecto. Aceptemos, pues, que esas leyes están allí, deduzcámoslas, y
deleitémonos en ellas.
La
palabra de Dios nos demuestra la
importancia del número en la Escritura, en los siguientes pasajes bíblicos
nos dice:
“Enséñanos
a contar nuestros días de tal modo que traigamos al corazón sabiduría.” Salmos 90:12
"Si
alguno tiene sabiduría, calcule el número de la Bestia, porque es número de
hombre, y su número es 666". Apocalipsis. 13:18
"La
suma de tu Palabra es verdad". Salmo 119.160
Todas las operaciones de Dios son perfectas.
Sus obras son perfectas y sus palabras son perfectas. ¿Por qué no sus
números?
En la Sagrada Escritura los números suelen
tener más importancia que su mera indicación cuantitativa. En otras ocasiones
el número dado no debe ser tomado literalmente y puede representar un valor
aproximado, un valor simbólico o puede indicar el uso de hipérbole como una
amplificación para ilustrar un punto de enseñanza en el texto bíblico. Por
ejemplo:
En Mateo18:22 Simón Pedro pide a Jesús cuántas veces debe perdonar al hermano que ha pecado contra él. Pedro sugiere “hasta siete veces?” La respuesta de Jesús es “No te digo siete veces sino setenta veces siete,” no se refiere al resultado literal de 490 veces sino al perdón completo — una abundancia de perdón mediante el número 7 representa la perfección espiritual.
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